lunes, 23 de marzo de 2015

Santo Toribio de Mogrovejo

Martirologio Romano.- Santo Toribio de Mogrovejo, obispo de Lima, que siendo laico,  de origen español y licenciado en leyes, fue elegido para esta sede y se dirigió a América donde, inflamado en celo apostólico, visitó a pie varias veces la extensa diócesis, proveyó a la grey a él encomendada, fustigó en sínodos los abusos y los escándalos en el clero, defendió con valentía la Iglesia, catequizó y convirtió a los pueblos nativos, hasta que finalmente en Saña, del Perú, descansó en el Señor (1606).

Catedral de Lima

Toribio Alfonso de Mogrovejo y Robledo (Mayorga, 1538- Zaña, Perú, pertenecía a la nobleza española. A los doce años, fue enviado por sus padres a estudiar a Valladolid, donde fue admirado de todos por su comportamiento ejemplar, sus virtudes y sus dotes intelectuales. Después de algunos años, deseando estudiar Derecho civil y eclesiástico, se trasladó a la Universidad de Salamanca. Toribio resolvió ser profesor de leyes en la Universidad de Salamanca, donde su erudición y virtud le llevaron a ser designado como Gran Inquisidor de España. Felipe II propuso al Papa Gregorio XIII su nombramiento como Arzobispo de Lima. En marzo de 1579, recibió el nombramiento. Como ni siquiera era sacerdote, habiendo recibido dispensa papal para la recepción de las diversas órdenes menores, fue ordenado en Granada y poco después, recibió la consagración episcopal en Sevilla. Finalmente, en septiembre de 1580 embarcó con destino a su sede episcopal, donde llegó en mayo del año siguiente.

Al llegar a Lima, tomó posesión de su sede y se dedicó a lograr el progreso espiritual de sus fieles. La ciudad había quedado sin Arzobispo durante seis años. Toribio de Mogrovejo se destacó por su fuerza de trabajo. Desde muy de madrugada ya estaba levantado y repetía frecuentemente: Nuestro gran tesoro es el momento presente. Tenemos que aprovecharlo para ganarnos con él la vida eterna. El Señor Dios nos tomará estricta cuenta del modo como hemos empleado nuestro tiempo. Su generosidad lo llevaba a repartir a los pobres todo lo que poseía. Un día al regalarle sus camisas a un necesitado le recomendó: Váyase rápido, no sea que llegue mi hermana y no permita que Ud. se lleve la ropa que tengo para cambiarme.


En una ocasión, cuando se desató una terrible peste en la ciudad que causó innumerables muertos y enfermos, muchos de ellos pobres que abarrotaban los hospitales, le mandó decir a su cuñado que gastase todo su dinero en socorrerlos y que si faltaba, que pidiese prestado que luego él lo devolvería. En otra ocasión, un altercado gravísimo entre dos nobles limeños terminó con la condena a muerte de uno de ellos. Sólo el perdón del otro, que los ruegos de medio Lima no consiguieron, podía salvar de la ejecución al condenado. Ya a punto de realizarse el ajusticiamiento, el arzobispo de Lima fue a buscar al ofendido, se arrodilló a sus pies y suplicó por su perdón como si fuera para él mismo. Obtuvo el perdón.

A los sesenta y ocho años, Toribio de Mogrovejo cayó enfermo en la población de Pacasmayo, al norte de Lima, pero aun así continuó trabajando hasta el final, llegando a la ciudad de Zaña en condición agonizante. Murió el Jueves Santo el 23 de marzo de 1606, en el Convento de San Agustín. Sus restos son venerados en su capilla de la Basílica Catedral.

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